ENFERMEDADES HEPATICAS Y EMBARAZO

Durante el embarazo, como en cualquier otra etapa de la vida, el hígado puede verse sometido a agentes nosológicos que inician una respuesta patológica parenquimatosa.
Resulta evidente que una hepatitis viral puede contraerse y manifestarse a lo largo de la gestación. Del mismo modo, una enferma portadora de una hepatopatía crónica, como una hepatitis crónica o una cirrosis, puede quedarse embarazada, si bien en este último caso, y por razones que no es el momento de analizar, suele estar comprometida la fertilidad.

El objetivo de esta revisión es presentar una serie de enfermedades que se presentan de modo exclusivo durante el embarazo, así como aquellas que pueden presentarse previa o concomitante con el mismo., considerando que durante el embarazo aumentan los volúmenes de sangre y de plasma, estos últimos más que los primeros. En consecuencia, se produce anemia. La sangre hepática se conserva constante, disminuyendo como porcentaje del gasto cardiaco. Ello, a su vez, afecta el metabolismo de fármacos disminuyendo el aclaración como consecuencia del aumento del volumen de distribución.

Diversos parámetros utilizados para medir la función hepática difieren en las embarazadas, de los correspondientes a las no embarazadas. La fosfatasa alcalina siempre está aumentada durante el embarazo. Su máximo alcanza a ser el doble o el cuadruplo de su valor normal al llegar a término. El origen principal de este incremento reside en la placenta. Las globulinas alfa y beta tienden a aumentar, mientras que las ganma y la albúmina a disminuir. Aunque la dilución sérica puede explicar, en parte, la reducción, no se conoce bien el mecanismo por medio del cual hay aumento de valores de algunas proteínas. Ceruloplasmina, transferían y fibrinógeno, están aumentados; los valores de bilirrubina total se conservan normales y la fracción conjugada está elevada. Tiene lugar un incremento importante del colesterol y los triglicéridos plasmáticos, lo cual puede ser consecuencia de cambios en las lipoproteínas séricas de baja densidad (LDLs) y las liproteínas de muy baja densidad.

Esta excelente revisión fue relizada por el Dr. Felipe Mosquera Residente del PostGrado de Medicina Interna.. espero la disfruten y comenten.

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